sábado, abril 10, 2010

La linterna

Voy por pasillos,
ciegos, tanteando las paredes
pisando las huellas de otros
que recorrieron la misma galería en silencio
tantas otras veces
todos tan no videntes
todos tan evidentes.

Y en esta colección
de falsas alarmas
-esta ciudad vasta del desconsuelo-
primero uno está oscuro
y después el otro está oscuro
somos árboles de navidad
con intermitencias, a destiempo.

¿Dónde está la mañana en mi vida?
¿Dónde está el sol
que debería entrar por la ventana?

Sólo está la palidez de la pantalla
este fulgor quebrado
que me entristece sin remedio
porque cuando está encendido
nos apagamos
y cuando estamos juntos
la luz me viene
de otra máquina
la linterna que está adentro
y late sin pausa.

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