...
Esa vez que me dijiste quedate
me hablaste de un bar
donde querías dibujar
en silencio
y la ventana
mirar de a dos.
La noche anterior
fue de una lista de pecados
y tal vez por eso
el cruel dios de la vida en dos ciudades
me volvió a quitar el paraíso
me puso en un colectivo
y me mandó solo
a recorrer la carretera
de la pena y el olvido.
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