viernes, noviembre 12, 2010

Domingo

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Sentada en la ventana donde pasa
la revolución del microcentro
niña riña acomoda su pelo
ríe, tentada por la nada,
cruza las piernas, se pone en guardia
hasta que busca el beso
como un hada con apuro de linterna
y esa noche mi pieza está
más iluminada que de costumbre.

La ventisca es intensa, nos enrieda
muere un líder y el mundo
levanta temperatura,
su cuerpo tiene fiebre lejos mío
y yo, en plena primavera,
siento frío.

Pongo un casette que rebobino
una canción de Spinetta que nunca olvido
dice "yo vendo todo y me voy
al limbo de tu piel"
entonces cambio el tugsteno del recuerdo
por un sábado a la noche
robándole un cartel de neón a la ternura.

El domingo trae sol
y poner la carne de nuevo
en el congelador
porque después de andar
de estación en estación
viene el bajón.

Mi corazón
ese dios que rige mi destino
tenía merecido el descanso
del séptimo día
pero pasaron una película en la tele
sobre el amor y la muerte
y no tuve más opción
que entregarlo a su suerte
una vez más a merced de la #derrota
es decir, la ausencia de victoria
pidiendo el beso
hambrienta de eso
que ya nunca va a tener nombre.





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