miércoles, diciembre 15, 2010

El Estado y él se odiaron

...







Te dejé escondida
abajo de las baldosas
que camino todos los días hasta
el tren que me lleva a cualquier lado
como única forma
de enterrarte
y clavarte una lanza al costado
y una cruz
donde yo también me clavo.

Ahora la ciudad es una tumba
pero llueve y
todo sale, se escapa,
con el agua, el barro y los granos de cemento
borbotones de vidrio
se disuelven y se vuelven espejos
en los charcos
me traen tu pálido reflejo.

Escribo un mail de reclamo:
Señores del Municipio
una vereda mal confeccionada
puede hacer mucho daño al ciudadano.

Hoy quiero ser cualquier cosa menos yo
decís en tu estado
te leo y pienso
que yo sufro los errores del Estado
y camino por donde tiembla
cuando debería estar
todo arreglado.

Me tropiezo,
tu recuerdo me mancha los cordones desatados.





...

Archivo del Blog