lunes, julio 04, 2011

Dafne vuelve en subte y escribe con fibrón indeleble en el asiento.

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Él dijo todos los hombres matan lo que aman
y yo lo leí, pero era muy chiquita
como para entender
(en ese momento yo era tan chica
que amaba algunas cosas
innecesariamente como
la lluvia y los atardeceres y la Virgen María
y el culto, siempre el puto culto
a la vida y a sus formas básicas
y complejas).

Pero lo dijo. Todos los hombres matan lo que aman
y yo lo repetí
mentalmente, me dije
soy chica pero algún día
lo voy a entender.

(En ese momento
era tan chica que sabía
que era chica para ciertas cosas
como tener novio, pasearme de la mano,
o decir hola, esto cuánto sale, me lo llevo.
Pero no era tan chica para otras
como
la soledad,
y varios ataúdes y placas con dos fechas
y decirle a la seño esa maceta de mierda no la voy a pintar
porque no se la voy a regalar a nadie
este domingo).

Y ese día llegó. Sin que me diera cuenta
finalmente tuve algo en la mano
algo que amaba 
y era tan grande que asustaba
y lo maté
y al matarlo recordé
que todos los hombres matan lo que aman
ya no era tan chica
era
lo suficientemente chica
como para acordarme de ese día
que leí
que todos los hombres matan lo que aman
y pensé
algún día voy a ser grande
y voy a matar también.



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